28 Razones de cómo optimizar la inversión pública y privada.
A. Sin inversión, el país seguirá en la pobreza.
B. La inversión va cuesta abajo.
C. Este año se registrará el nivel más bajo de toda una década.
D. ¿Cuánto? La cifra más usada es la de la inversión bruta interna, que en los años 1995-1998 promedió casi 24% del producto nacional. Este año será de apenas 18%.
E. La caída no es sólo con relación a los niveles recientes; este año la inversión estará por debajo del promedio registrado en los últimos 30 años, que fue 23%. Pero la realidad es aún peor.
F. Es que el acervo de obras, máquinas y equipos productivos se deprecian continuamente. ¿Cuánto dura una carretera o un camino rural en el Perú? ¿Cuánto una máquina? ¿Una bolichera? Gran parte de la inversión es sólo para reponer lo que el viento se lleva cada año, por desgaste y obsolescencia. Lo que realmente aumenta la capacidad productiva del país no es la cifra oficial de inversión bruta que todos citan sino la inversión neta, o sea lo que queda después de restar la depreciación que sufren los bienes de capital cada año.
G. ¿Cuánto es la inversión neta? Lamentablemente el gobierno no publica esa cifra a pesar de su importancia vital. Pero, si tenemos en cuenta la vida útil de los distintos bienes de capital y las estimaciones efectuadas para otros países, la depreciación puede estimarse en el Perú en por lo menos 7% del producto nacional. Eso significa que la inversión neta en el Perú este año será apenas de 11% del producto, que se compara con un promedio de 16% durante las últimas tres décadas.
H. Ojo, que buena parte de ese 11% consiste en la construcción de viviendas.
I. En el 2004 será aún menor. La obra de Camisea, que este año representa un quinto del total y nos está salvando de un verdadero colapso, se está terminando. Además, el deterioro del cuadro político, el temprano inicio de la campaña presidencial del 2006, la creciente inestabilidad de las reglas de juego para el empresario y la multiplicación de obstáculos burocráticos indudablemente seguirán alejando a los inversionistas.
J. ¿Qué hacer?
K. Se abre un camino cuando nos fijamos, no en el monto de la inversión sino en su calidad.
L. Somos pésimos inversores. Para empezar, durante tres décadas hemos invertido un promedio de 23% del producto sin que se traduzca en mejora alguna en el producto por persona.
M. Luego, está la evidencia de un calamitoso manejo de la inversión pública: una extraordinaria población de elefantes blancos repartido por el territorio nacional, contribuyendo, podría decirse, a nuestra riqueza ecológica, grandiosas pero inútiles inversiones que incluyen edificios ministeriales, plantas estatales quebradas, hospitales vacíos, terminales pesqueros nunca usados, y costosas irrigaciones.
N. También de la privada. Por donde uno mira, encuentra evidencia de errores empresariales: bolicheras construidas justo antes del colapso de la pesca; diez bancos desaparecidos en los últimos cinco años; y un exceso de casi todo -combis, ticos, universidades, fábricas textiles, plantas pesqueras, hoteles, huertos de limón, clínicas, minas cerradas, y grifos en cada esquina. ¿Qué fue de todas las inversiones en exportaciones no tradicionales de los años setentas? ¿Cuánta inversión agrícola se ha perdido en cultivos ya no rentables y en tierras ahora salinizadas?
O. En vez de centrarnos sólo en conseguir más inversión, ¿Por qué no buscamos la manera de mejorar la calidad de la gestión inversora? Invirtiendo con más criterio, gastando más en mantenimiento y reparación, y orientando la acción pública para que apoye en vez de agredir a la inversión ya efectuada -sacándole el jugo a cada sol invertido- podríamos dinamizar la economía con menos ahorro, menos endeudamiento, y menos carga tributaria.
P. Otro camino de solución se abre cuando distinguimos entre la inversión hardware y la inversión software.
Q. Centramos casi toda la atención en el hardware, o sea, en las obras y las maquinarias. Se trata de una visión anacrónica. Invertir es crear futura capacidad productiva y en el siglo XXI eso se hará cada día menos con hardware y más con el software que es la educación, la investigación, el refuerzo de las instituciones, la salud preventiva, el marketing, las relaciones públicas, la buena preparación de proyectos, la mejora en la gestión humana, y la creación de valores. O sea, creando capital humano y social.
R. La inversión software no es gratis, pero sí comparativamente más económica y altamente productiva.
S. Otra forma de aprovechar mejor a la inversión sería crear más sinergia entre la pública y la privada. Las grandes obras públicas se vuelven disparos al aire si no están complementadas por inversiones privadas. “Pública o privada” es una opción falsa. Siempre se requiere de ambas. Se trata de hacerlas trabajar juntas. Una obra pública que no va acompañada y completada por inversión privada termina como un monumento faraónico en el desierto, que es literalmente el caso de algunas irrigaciones. Toda inversión pública necesita incluir una estrategia para lograr ese esfuerzo complementario privado.
T a Z. Reservadas para sus ideas, señor lector –el país lo hacemos todos..