La capacidad de gestión como elemento crítico en la infraestructura de riego.
Giovanni Bonfiglio y Nelson Torres
Instituto del Perú - 2020
El caso de los canales de riego de la provincia de Angaraes, en Huancavelica
Un estudio llevado a cabo en 2020, en la provincia de Angaraes, en el departamento de Huancavelica, muestra las dificultades que enfrentan la construcción y mantenimiento de pequeñas obras de infraestructura de riego. El principal resultado del estudio es que las capacidades de gestión son elemento clave.
Los canales de riego en perspectiva histórica
En la provincia de Angaraes fueron construidos canales de riego en los distritos de Lircay y Julcamarca, a mediados de la década de 1960. El canal de Julcamarca fue construido en 1966 con una extensión de 17 km; toma aguas en la cabecera de la cuenca, en el distrito de Santo Tomás de Pata; dota de agua para consumo humano en Julcamarca y mediante canales laterales debía permitir el riego en varios distritos: Santo Tomás de Pata, Julcamarca, Antaparco y Chincho. En sus primeros años el canal permitía el riego de cerca de 500 hectáreas, que paulatinamente se han reducido debido a problemas de filtración que se han presentado en las paredes de concreto del canal. El canal era manejado al inicio por la Municipalidad, que definía el inicio del riego y el reparto del agua. Los mayores beneficiarios eran los regantes del distrito, lo cual generó protestas de parte de agricultores de zonas por donde pasaba el canal, dándose acciones de protesta (bloqueo de tomas y ruptura de tramos del canal).
A mediados de la década de 1990, luego de la pacificación de la zona, se constituyó la Asociación de Municipalidades de Angaraes Sur (AMAS), que incorporó el tema de riego entre sus políticas de desarrollo local y propició un acuerdo por el cual a Julcamarca le correspondía el 60% del agua y al vecino distrito Antaparco el 40%. Sin embargo se mantuvo la desconfianza entre estos dos distritos así como el reclamo de los distritos que no participaron del acuerdo. En realidad ese acuerdo redujo la cantidad de agua que utilizaba Julcamarca, razón por la cual los regantes de ese distrito se opusieron al acuerdo, pues consideraban que el 60% de las aguas no era suficiente para regar sus cultivos. En los años siguientes se mantuvo el problema del robo de agua a lo largo del canal en sus partes altas. Una evaluación realizada en 2010 indica que en ese año se regaban solamente 150 hectáreas. De ese estudio se desprende que la disminución del área regada ha sido consecuencia de la falta de capacidad de gestión conjunta y de coordinación entre los distritos y comunidades por cuyas tierras pasa el canal (Los 2010).
Además de este canal, en la zona existen pequeños canales de riego como los canales de Congalla y el de Secclla. Algo que merece ser destacado es que, a diferencia del canal de Julcamarca, el sistema de riego de Secclla presenta un mayor grado de organización, gracias al mayor nivel educativo de los regantes de la zona, donde están presentes profesores y licenciados del Ejército, así como personas que han retornado de la costa, donde adquirieron experiencia en aspectos de organización. En este sistema, los regantes tienen mayor seguridad en la cantidad y oportunidad del acceso al agua; los conflictos por el uso del agua son menores que en el sistema de riego mayor. Sin embargo, se presenta la amenaza originada por la intensificación de cultivos en las partes altas y también debido a la diversificación de cultivos, entre los cuales alfalfa, que demanda abundante agua.
La experiencia del canal de Julcamarca y de otros canales menores en la zona Angaraes sur indica que los sistemas de riego que abarcan diversos distritos enfrentan problemas derivados de la necesidad de gestión y de coordinación así como mayores costos de mantenimiento. Al no ponerse de acuerdo varios distritos y comunidades entre sí, los sistemas pluri distritales enfrentan más problemas de deterioro; no se hacen reparaciones y se producen filtraciones que reducen la cantidad de agua disponible. En cambio, en los canales menores, manejados por una sola comunidad o un grupo reducido de regantes, hay mayor posibilidad de mantenimiento. La lección parece ser clara: los sistemas pequeños funcionan mejor.
Para el canal de riego de Lircay, también construido en 1965, tenemos información proporcionada por CENCIRA en 1979, donde se señala: “el canal principal de la irrigación Lircay está en desuso desde hace 10 años”(CENCIRA 1979: 46). O sea que este canal funcionó solamente durante cuatro años, desde que fue construido en 1965, hasta 1969, luego de lo cual entró en desuso por falta de una autoridad que se hiciera cargo de la gestión del servicio y del mantenimiento de la infraestructura…
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