Opinión: Segunda Reforma Agraria desde la perspectiva de la asociatividad.

Por :  Nelson Torres

Cuando el actual gobierno anunció la Segunda Reforma Agraria, saltaron las alarmas. Algunos pensaron en una nueva expropiación masiva de tierras. Finalmente, la reforma propuesta no incluía medidas de este tipo, sino que, por el contrario, tiene como objetivo “potenciar y revalorar el trabajo de los 2.2 millones de pequeños productores de la Agricultura Familiar”, sin buscar repartos de tierras.

El minifundio es predominante en nuestra actividad agropecuaria. Cualquier iniciativa para mejorar la situación del sector agropecuario debe partir de esta realidad. Hay algunos cientos, o poco más, de grandes empresas agroindustriales, principalmente articuladas a los mercados de agroexportación de productos no tradicionales, que destacan por su alto nivel tecnológico, productividad, éxito comercial y rentabilidad. Junto con ellas un nicho de organizaciones de productores (principalmente cooperativas) que, con más o menos eficiencia, también compiten en mercados de exportación tradicionales: café, cacao, banano. Pero la inmensa mayoría de productores, no se encuentra articulado ni a las cadenas de abastecimiento de las agroindustrias privadas ni asociados a las cooperativas.

En este contexto, el lanzamiento de la Segunda Reforma Agraria generó expectativa entre los potenciales beneficiarios de la misma y un cierto temor en algunos sectores. Finalmente, quedó claro que la Reforma se implementaría en 9 ejes centrales, cuya elección y definición sería difícil de objetar, en tanto están alineados con necesidades reales del sector agropecuario peruano…

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