342. Presidente 2016… las tres encuestas de noviembre – Según Datum, Ipsos y GfK

A solo cuatro meses y medio de las elecciones presidenciales, les presento tres encuestas realizadas en noviembre:  Datum, Ipsos y GfK. No presento los “votos emitidos” como lo hace la prensa, sino los “votos válidos” (que excluyen a los nulos y los blancos), tal como dispone la ley electoral.  De este modo se puede saber si, en este momento, algún candidato supera el 50 %  de la intensión de voto que son necesarios para ganar la presidencia en primera vuelta; y si supera el 5% que son imprescindibles para tener parlamentarios y conservar la inscripción.

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Comments
  • Luis Davelouis, diario Perú 21 dice:

    Acuña, el pragmático

    Leí este comentario en el muro de Sigrid Bazán respecto de César Acuña:

    “Eso que no lo conoces bien. Aquí en Lambayeque, en tiempo de elecciones compraba a los candidatos de otros partidos como cabezas de ganado. Prostituyó la política en estas tierras, nadie podía rechazar, le ponía un dineral para su campaña, luego compraba votantes a 10 y 20 soles. El escándalo de Alpamo en Trujillo es un acto de corrupción más claro que el agua. Lo archivaron, claro, si los jueces trabajan en su universidad, son sus empleados”. Si esto es verdad (y me tinka que sí), es un completo asco.

    Pero seamos cínicos. ¿No es lo mismo que hacen todos los candidatos, pero, en lugar de dinero o favores, reparten promesas que incumplirán? Poniéndonos en el lugar del votante pragmatizado y aburrido de que lo engañen y no le den nada, ¿no tiene más sentido votar por quien le dará, aunque sea, para un cuarto de pollo que por el que ofrece todo y no cumplirá nada?

    La gente no cree que los políticos harán la diferencia en su vida. La mayoría vota esperanzada en que las cosas, al menos, se queden como están.

    Sí, es pésimo que Acuña compre votos. Pero, ¿no es pésimo también vendérselos? La corrupción tiene dos caras, pero pocas veces buscamos la otra, especialmente si nos enrostrará algo que no queremos ni imaginar. De repente lo que más le interesa al votante es tener plata para buscársela él mismo –porque nadie lo hará por él, y que no lo jodan. De repente César Acuña lo entiende y acepta esa realidad sin malabarismos conceptuales para que siga siendo eso que queremos que sea o para que no sea eso que sospechamos que ya es.

    Y si así fuera, ¿cómo le queda el ojo a la “esperanza” cuando lo que todos quieren es un carrito sanguchero para salir de pobres?

  • Steven Levitsky, diario La República dice:

    El Fantasma del ‘Chino’

    Una pregunta fundamental que Keiko Fujimori no contestó en Harvard es qué pasaría con su padre si fuera ella Presidente. Para los antifujimoristas, la respuesta es obvia: Alberto Fujimori saldrá libre. Desde esta perspectiva, el fujimorismo siempre fue —y siempre será— una mafia; una banda de criminales que busca volver al poder para saquear al Estado y vengarse por todo lo ocurrido desde 2000. Alberto y Keiko son socios en la mafia —una sociedad reforzada por la lealtad filial.

    No estoy tan seguro que el fujimorismo funcione de esta manera. El neofujimorismo se aproximaba a esta imagen cuando surgió hace poco más que una década. Era una red de autoritarios y corruptos desplazados, junto con un pequeño movimiento social dedicado al regreso de Alberto.

    Pero la organización fujimorista ha cambiado (sé que esto es una herejía entre mis amigos caviares, pero hay que analizar las cosas como son, no como quisiéramos que sean). Hace diez años, el poder en el fujimorismo estaba indiscutidamente en manos de Alberto y sus adictos. Keiko, recién llegada del exterior, era una mera carta electoral, sin poder propio.

    Hoy Keiko es la jefa (casi indiscutida) del fujimorismo. El poder está cada vez más concentrado en sus manos. Los votos –la capacidad de ganar elecciones— son la principal fuente de poder en los partidos peruanos. Y Keiko (más que su padre, según las encuestas) tiene los votos. Los fujimoristas lo saben, y por eso cierran filas detrás de ella. El fujimorismo sigue siendo personalista, pero hoy gira alrededor de Keiko, que tiene futuro político, y no Alberto, que no lo tiene.

    Hoy en día, entonces, Keiko, y no Alberto o sus viejos compinches, toma las principales decisiones dentro del fujimorismo. No veo evidencia de una mafia detrás que influya sobre ella (de hecho, tiene pocos asesores). Por eso, si queremos entender (o pronosticar) el comportamiento del fujimorismo, tenemos que enfocarnos en los objetivos e incentivos de Keiko.

    ¿Qué busca Keiko? Cuando empezó, buscaba liberar a su padre. Pero Keiko se ha convertido en una política profesional. Y como cualquier político profesional, busca una carrera política larga y exitosa. Para lograr eso, ayudaría no solo ganar la presidencia sino gobernar bien –sin grandes crisis o escándalos.

    Allí surge el fantasma de Alberto. Si gana Keiko, habrá una tremenda presión interna para liberarlo. El neofujimorismo nació como frente de defensa de Alberto Fujimori, y durante mucho tiempo, la liberación del ‘Chino’ era su principal razón de ser. Keiko lo ha prometido en el pasado (“no me va a temblar la mano”), y la militancia sigue exigiéndolo. Políticamente, será muy difícil resistir estas presiones.

    Pero la liberación de su padre sería una pesadilla política para Keiko. Como muchos presidentes, Alberto Fujimori tiene un enorme ego y una casi delirante ambición de poder. Y está acostumbrado a mandar. Keiko es su hija. No existiría políticamente si no fuera por él. No creo que Alberto –que tiene la misma edad de PPK– esté dispuesto a dar un paso al costado, subordinarse a la autoridad de su hija, y dejar que ella gobierne sola. Dada la oportunidad, buscará influir sobre –sino controlar– el gobierno de Keiko. (¿Parece una locura? Alberto viajó a Chile en 2005 creyendo que el pueblo peruano iba a levantarse –estilo Perón 1945– y llevarlo de nuevo al poder.)

    Si Keiko gana y Alberto sale de la cárcel, veo tres posibles escenarios –todos nefastos para la institucionalidad democrática:

    1. El peor (y menos probable) escenario es algo parecido a Argentina en 1973, cuando Héctor Cámpora ganó la presidencia, renunció, y llamó a nuevas elecciones para que Perón –que había sido proscrito– pudiera postular y ganar. Eso significaría una ruptura con el estado de derecho. Sería difícil conseguir, pero si Keiko gana en la primera vuelta y obtiene una mayoría legislativa, hay quienes lo propondrán.

    2. Otro escenario sería una situación de poder dual, en la cual Keiko mantiene la presidencia pero Alberto se convierte en una figura influyente detrás del trono. En el peor caso, Keiko sería una especie de títere, como lo fue Dmitry Medvedev cuando Putin dejó la presidencia entre 2008 y 2012.

    3. El tercer (y más probable) escenario es el conflicto. A los políticos no les gusta compartir al poder. Keiko no quiere ser títere. Además, un cogobierno con su padre destruiría la imagen de demócrata que viene construyendo. Si Alberto pretende ejercer el poder, entonces, Keiko podría rebelarse, como hizo Cárdenas contra el ex Presidente Calles en México en 1936.

    Un choque entre Keiko y Alberto generaría una crisis. Alberto buscaría movilizar a la base fujimorista, dividiendo al partido y dejando a Keiko aislada. Sus amigos en los medios, el poder Judicial, y las fuerzas armadas podrían hacerle la vida imposible a Keiko. El gobierno de Keiko quedaría muy debilitado, generando incertidumbre, inestabilidad, y quizás una crisis constitucional.

    Se dice que el empresariado estaría contento con Keiko presidente. Pero a los empresarios no les gusta la incertidumbre o la inestabilidad. Y el fantasma de Alberto genera muchísima incertidumbre.

    4. (Hay un cuarto escenario, en el cual Alberto se jubila y se retira a su casa. Pero me parece poco realista. Son pocos los ex presidentes poderosos que, ante la posibilidad de volver a la cancha, se quedan callados en la tribuna).

    Aunque Keiko no pueda reconocerlo públicamente, creo que a ella le conviene que su padre se quede en la cárcel. Si Alberto sale, pondrá en riesgo su imagen política, la estabilidad de su gobierno, y quizás la institucionalidad democrática.

    Keiko Fujimori debe explicar, de una manera clara y creíble, qué haría con su padre si ganara la presidencia. Su posición pública es que no le daría un indulto, porque no se debe utilizar el Estado para favorecer a un familiar. Prefiere la vía judicial. Pero dada la debilidad y corrupción del poder Judicial, esa posición es poco creíble. Si Alberto sale por la vía judicial bajo un gobierno de Keiko, ¿quién va a creer que fue un acto “independiente”?

    Los peruanos necesitan saber más. Mientras Keiko lidera las encuestas, el destino de su padre debe ser un tema principal de debate. La posible liberación de Alberto Fujimori es una amenaza más real que la “reelección conyugal” y mucho más seria que las agendas de Nadine. ¿Dónde están los medios?

  • Mirko Lauer, diario La República dice:

    AGP, ¿punto de inflexión?

    El lanzamiento de la candidatura de Alan García pronto va a ser una prueba ácida de esta campaña electoral. Pues una de las ideas-fuerza es que su tercer lugar en las encuestas se debe a que no está haciendo campaña. La otra, complementaria, es que suelto en plaza García no tendrá problemas para llegar a la segunda vuelta, con buenos pronósticos.

    Pero en cierto modo García sí ha estado haciendo campaña, que ha consistido sobre todo en defenderse de los ataques desde el oficialismo y la izquierda. Eso lo ha mantenido hasta ahora en el ojo de la tormenta política, convirtiéndolo en el opositor N°1 al gobierno. Debemos suponer que esos ataques van a seguir, e incluso aumentar ahora que es candidato formal.

    Llevada a pocas palabras, la idea-fuerza es que más García ante la mirada del electorado dejará por el camino la leyenda negra construida por sus enemigos y pondrá de relieve sus méritos. Algo así sucedió en el 2001, cuando no ganó, pero restableció un prestigio y preparó el camino para el triunfo del 2006. Todo esto debería suceder ahora a toda velocidad.

    Quizás la idea de que García no hacía campaña se debía a una parquedad en promesas electorales. Ahora que acaba de soltar un chorro de ellas en el coliseo Chamochumbi, se supone que comienza para él una nueva etapa política. Aunque si bien todas son ofertas razonables, en conjunto no parecen algo que vaya a voltear de inmediato la intención de voto.

    Por lo pronto esta su primera promoción de promesas 2016 no descoloca a ninguno de sus rivales. Hay una crítica a lo empresarial en la línea de lo que estrenó Keiko Fujimori en Harvard. Hay un guiño militar a la inseguridad. Hay la oferta implícita de una vuelta a los buenos tiempos, con crecimiento de 6% y caída de la pobreza a 10%.

    Lo que hace diferente la candidatura de García es que él ya cumplió varias de las promesas de este tipo en su segundo gobierno. Aunque contar con la gratitud en este caso es un error clásico. El nuevo electorado del siglo XXI parece preferir lo novedoso a lo conocido, y ciertamente no se percibió un nuevo Alan García en el discurso del Chamochumbi.

    Entonces, la campaña del Apra todavía tiene que comenzar. Lo cual incluye esperar los errores de los principales adversarios. Después de todo, también ellos están sometidos a una prueba ácida en campaña. Además se sabe que la gente cambia su voto a medida que se va acercando el momento de ir a las urnas. Este es un drama de los punteros.

    ¿Cuándo conoceremos los primeros lineamientos del drama electoral de García? Probablemente este suspenso dure hasta el final.

  • Fernando Rospigliosi, diario El Comercio dice:

    “Hay plata como cancha”

    Apenas lanzado a la carrera presidencial César Acuña ha trepado al cuarto lugar, muy cerca de Alan García. Algunos ya están especulando con las posibilidades que tiene de seguir creciendo y le auguran un futuro promisorio.

    No hay duda que Acuña ha sido exitoso en política: fue congresista por Solidaridad Nacional dos veces -el 2000 y 2001, aunque nadie recuerda su desempeño como parlamentario-, dos veces alcalde de Trujillo y gobernador de La Libertad. Ha llevado a su hijo y a uno de sus hermanos al Congreso y ha hecho a otro de sus hermanos gobernador de Lambayeque dos veces, sin que ninguno de sus parientes tenga alguna cualidad especial. Su primera incursión política fue como candidato a diputado en La Libertad por Izquierda Unida en 1990.

    Su receta no es secreta, usa descaradamente y sin complejos el clientelismo. Primero el de sus empresas, en especial las universidades –César Vallejo, Señor de Sipán, Autónoma del Perú- y, cuando ha ocupado un cargo público, los recursos estatales que administra.

    El sociólogo Rodrigo Barrenechea ha investigado su desempeño y ha publicado sus resultados en un pequeño libro, “Becas, bases y votos” (IEP, 2014). Su conclusión es que los logros de Acuña se sustentan “en la construcción de una red clientelar y de patronaje, sostenida sobre la base de la relación del partido con el consorcio universitario fundado por su líder máximo”.

    Barrenechea detalla cómo las capacitaciones, becas y acciones de proyección social de las universidades de Acuña le sirven para sus propósitos políticos. Tiene, además, un conjunto de operadores del partido rentados por las universidades.

    Un alcalde distrital de APP relató a Barrenechea cómo funcionó su “campaña millonaria” financiada por la universidad. Tenía dos camionetas nuevas doble cabina con chofer a su disposición, que a veces se convertían en diez camionetas. Cada camioneta venía con diez jóvenes para hacer el trabajo de “puerteo”, casa por casa. Le proporcionaban además volantes, afiches. Y luego venía el apoyo social a los clubes de madres, vaso de leche, comedores populares, colegios.

    La universidad contrataba espacios en los medios de comunicación que entregaba al candidato para su propaganda.

    Acuña tiene, según Barrenechea, un sistema bastante sofisticado de clientelismo, ofreciendo salud ambulatoria y educación inicial en lugares donde el Estado no llega. Usa a los estudiantes en trabajo de proyección social y haciendo sus tesis en zonas muy pobres. Otra de sus herramientas es la fundación “Clementina Peralta”, nombre de la madre de Acuña.

    Tiene también el Programa Urbano Marginal de Atención Social (PUMAS) con módulos móviles de atención de salud que acompañan a los candidatos en campaña.

    Ya en cargos públicos, Acuña ha repetido el esquema. Un largo video grabado siendo alcalde de Trujillo lo muestra dando instrucciones a sus colaboradores para la campaña reeleccionista. Un tema es identificar 100 lugares pobres y 100 familias en cada uno de esos lugares, 10.000 familias. A 5 votos por familia, Acuña calcula ganar 50.000 votos. El método es simple, 100 coordinadores que visitan durante seis meses a esas familias y llevan 50.000 paquetes de víveres o útiles escolares, que entregan con los candidatos de cada distrito, si es posible con el mismo Acuña.

    También planea regalar 3.000 soles a cada uno de los 446 comedores populares. También cheques de 5.000 soles a cada uno de los 308 colegios públicos de Trujillo.

    Finalmente, Acuña señala la meta: “Queremos seguir gobernando Trujillo, para eso Dios nos da esta oportunidad. Luego yo renuncio, se quedan ustedes de alcaldes, y yo me voy a la campaña presidencial. Tendríamos gobierno local, regional y hasta presidente. Eso ya sería el acabose. Plata como cancha para ustedes.”

    El objetivo, la presidencia. La recompensa, plata como cancha. No se le puede acusar de no ser claro y explícito.

    En esa oportunidad no se lanzó a la presidencia, lo hizo ahora, poco después de haber subido un escalón más al convertirse en gobernador de La Libertad.

    En síntesis, Acuña es un típico producto del nuevo Perú, surgido en los últimos 25 años. Emprendedor exitoso que vende masivamente educación de dudosa calidad, y político hábil que utiliza sin escrúpulos el clientelismo con recursos privados y públicos. Pero eso tiene sus límites, por ahora. Es posible que siga subiendo en las encuestas, pero es muy improbable que pueda tentar el premio mayor.

  • Juan José Garrido, director de Perú 21 dice:

    Contra el bla, bla, bla

    A sabiendas de que votamos más con las “tripas” que con el cerebro (léase, emociones más que la razón), igual debemos estar preparados para contrastar el grado de, llamémoslo en criollo, floro de nuestros candidatos. Más aún cuando el resultado electoral es aún muy incierto. Y es que, si alguna elección estuvo pintada para el populismo, es la que se viene: la economía alicaída, la inseguridad a tope, la corrupción rampante y, frente a ello, una lista de candidatos poco propensos a la transparencia y buenas maneras.
    Ante ello nos quedan los reflejos y una que otra “prueba ácida”, o indicador de confianza sobre la promesa política. Como en distintos rubros (muy usados en los ámbitos empresariales y científicos), podemos utilizar pequeñas pruebas que nos permitan reducir el margen de ignorancia sobre cualquier tema. El científico Carl Sagan, recordado por la serie de televisión Cosmos, fue un famoso propulsor de estas “pruebas” para detectar y diferenciar hechos de creencias, mitos populares y otras charlatanerías. Y si en algo sobran los charlatanes, ya sabemos, es en la política. Así que acá van algunas pruebas para cuando escuche el próximo floro, digo, mensaje electoral.

    En primer lugar, lo obvio: si suena demasiado bueno, pues probablemente lo sea. Esas promesas como “gas a 12 soles”, “eliminaremos la pobreza”, “creceremos al 8%”, y en ese estilo, pues suenan muy bien… demasiado bien. El problema es que, para llevar dichas promesas a la realidad, se requieren recursos, consensos, instituciones, agentes y burócratas honestos y expertos, y un largo etcétera que, si lo tuviéramos, pues no estaríamos en tan precaria situación.

    En segundo lugar, y esto sirve para la mayoría de promesas, están los recursos; estos, como sabemos, son finitos (léase, no caen de los árboles, aparecen varados en las playas o crecen junto a la maleza). La mayoría de promesas electorales, si no todas, pueden ser costeadas o presupuestadas: “Subiremos el sueldo de todos los maestros y policías”… Si la promesa está realmente pensada, pues el candidato debería poder decir a renglón seguido “costará tanto y los recursos (el financiamiento) saldrán de tal partida o ingreso”.

    Por supuesto, a estos los políticos le encuentran siempre una salida: “Aumentaremos los impuestos a los más ricos”. Para muchos, esto suena idóneo: ¡por fin algo de justicia social! Pues, al final, tampoco funciona así; incrementar los impuestos, en país como el nuestro, solo nos puede llevar a reducir la actividad económica y a incrementar la informalidad. Es así de simple. Y quien proponga lo contrario, pues que presente sus estudios, cálculos, modelos y esté preparado para un debate.

    Lo tercero es menos obvio: capacidad de gestión y poder real del cargo. No son la misma cosa, pero están relacionados. Promesas como “integraremos a las regiones costa, sierra y selva a través de un programa masivo de infraestructura” requieren no solo de ingentes recursos (lo discutimos líneas arriba), sino también de dos cosas imprescindibles: capacidad de gestionar proyectos de envergadura y, sobre todo, capacidad de llevarlos adelante a sabiendas de las reticencias y observaciones que presenta nuestro sistema. Lo primero es muy sencillo: los buenos gerentes (eficientes y honestos) están –casi siempre– en la actividad privada. Ofrecer un plan de desarrollo nacional y, simultáneamente, ofrecer reducir los sueldos del Ejecutivo ¡debería prender todas las alarmas existentes!

    Por otro lado, hoy es muy fácil prometer (facilitar la inversión minera, el desarrollo de puertos, aeropuertos, carreteras, y así), pero es muy difícil llevar dichos proyectos a la realidad, porque el Estado ha perdido capacidad y poder ante los pequeños grupos, la burocracia y nuestras propias leyes y convenios. Para construir 10 kilómetros de carreteras, hay que expropiar bienes, solicitar permisos a múltiples organismos y más, aunado a la suerte de que no salte un antisistema disfrazado de ambientalista.

    ¿Alguno de los candidatos ha explicado cómo llevará adelante proyectos como Tía María o Conga? Pues, si no lo han hecho, es porque, probablemente, no tienen ni idea. El desarrollo de los miles de proyectos que necesitamos enfrentará fuerzas contrarias muy parecidas.

    Finalmente, están las instituciones y la corrupción. Esta es la principal “alerta de charlatanería”: ofrecer acabar con la corrupción sin explicar cómo mejorarán las instituciones que intervienen; no es solo calidad institucional, sino también coordinación entre ellas. Y estos dos problemas requieren consensos; por necesidad, requerimos entonces, un liderazgo capaz de tender puentes y lograr acuerdos con otros partidos políticos.

    Estoy seguro de que aparecerán más de estas ideas; ojalá se puedan socializar a través de redes para que, en los próximos meses, no nos vuelvan a vender cuentos.

  • Mirko Lauer, diario La República dice:

    Fotocheck de campaña

    César Acuña.

    Le ha ido bien con su estrategia del hombre surgido a pulso de la pobreza. Pero ahora empieza a sentir los embates de sus rivales, con su imperio educativo en el centro de los ataques. Sus posibilidades de subir los servicios de Luis Favre a bordo se han evaporado. Ha decidido, pareciera, ser el recién llegado silencioso de esta campaña.

    Keiko Fujimori.

    Preparando declaraciones de impacto y grandes cambios para la campaña, incluido un nuevo coordinador general traído de fuera. Hay problemas de imágenes y mensajes cruzados: las viejas glorias del fujimorismo duro siguen siendo las más invitadas a la TV, y Kenyi se despacha a su antojo. Que eso no haya afectado sus cifras la debe estar preocupando.

    Alan García.

    Su idea de un inicio de campaña parece ser lanzar una proliferación de actos partidarios de mediano tamaño con él al centro. Pero algunas de sus propuestas en Chamochumbi parecen haber encontrado un público, sobre todo en las AFP. En algunas fotos su nuevo look de pelo aclarado evoca reflejos de Donald Trump.

    Milton von Hesse.

    No está logrando darle seguimiento a su lanzamiento inicial. El nacionalismo está en todo menos en una campaña electoral, y el candidato aparece más bien solitario. Por momentos da la impresión de estar cuidándole el puesto a un reemplazo de último momento.

    Pedro Pablo Kuczynski.

    ¿Decidió no aprovechar publicitariamente su renuncia a la nacionalidad USA, o solo se le pasó a su equipo? Lo del perro Perú ha sido una mala idea; urge un rebautizo. Parece haber un exceso de grupos de opinión/presión en el entorno del candidato. Su jale de Carlos Bruce es mucho más útil que el de Juan Sheput.

    Verónika Mendoza.

    Es muy atractiva para los medios, pero su candidatura todavía no está 100% segura. Ciertamente le está sacando ventaja al otro bloque de izquierda, que todavía no tiene candidato. Pero su imagen juvenil le está rindiendo más que sus declaraciones, más bien avejentadas. ¿La están ayudando los cambios de palabras fuertes con Palacio?

    Alejandro Toledo.

    Antes tenía que reemplazar a PPK; ahora también tiene que reemplazar a Acuña. Aun así, está tomándose su tiempo para saltar al ruedo. Quizás el paso al 4° puesto lo ponga en movimiento. Mientras tanto son varios los candidatos que ya se han metido en su antiguo espacio de centro, y sus cuadros están en fuga.

    Resto del mundo.

    Todavía estamos dentro del plazo en el que un candidato o precandidato chiquito puede imaginar un milagro grande, pero eso se está acortando. Ese milagro incluso puede limitarse a superar el 5%. La disyuntiva presidencia/parlamento le puede estar quitando el sueño a más de uno. Pero esas participaciones menores merecen respeto y saludo democrático.

  • Aldo Mariátegui, diario Perú 21 dice:

    Los marcianos despiertan en febrero

    Cuánto analista sentencia que “tal candidato ya fue”, “ese otro no tiene posibilidades”, “tal gana de todas maneras”, etc… Oigan, si algo nos ha enseñado la experiencia en este tan peculiar país es que recién la competencia presidencial empieza a posicionarse a mediados de febrero. Cualquier cosa que se hable antes es aire.

    Si un marciano hubiese examinado los sondeos de antes de febrero en carreras anteriores, hubiera terminado pensando que Lourdes o Castañeda acabaron siendo los presidentes, porque ese mismo extraterrestre no se habría percatado de que la confundida gente que reside en el Perú es aún más marciana que él y decide su voto tarde y estrambóticamente.

    ¿O no se acuerdan cómo despegó la candidatura de PPK recién a finales de febrero del 2011 y solo después de que una chalaca le tocó los testículos? ¡Esa caricia invasiva a sus gónadas le valió mucho más que cualquier propuesta o C.V.! ¡Así de marcianos somos!

    Por eso siempre reitero que el Pato Donald podría tranquilamente acabar siendo nuestro presidente, si personajes más dignos aún que este para protagonizar dibujos animados –como Toledo, Alan I y Ollanta– ya nos han gobernado. ¡La misma pata Daisy sería mucho más normal que Nadine o Eliane?

  • Mario Ghibellini, revista Somos dice:

    No más Thanksgivings (Kuczynski ante el reto de entrarle a la pollada)

    Cuando no faltaba nada para la celebración del Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day), la más representativa de las festividades norteamericanas, PPK cumplió con su largamente postergada promesa de renunciar al pasaporte y la ciudadanía estadounidenses. Con ello, pues, ha cambiado de pronto el pavo relleno, el pastel de calabaza y los partidos de fútbol americano entre los Chicago Bears y los Green Bay Packers, por el pollo a la brasa, el King Kong ‘trancaculero’ y las pichangas entre el UTC de Cajamarca y Unión Comercio. Y eso expresa, sin margen para la duda, la seriedad con que se ha tomado esta vez su afán de tentar la presidencia.

    Muñecos de nieve

    Hay que anotar, por cierto, que lo expeditivo que ha resultado ahora el trámite pone en evidencia que el proceso que inició con ese mismo propósito en la campaña del 2011 fue una mojiganga. Pero si hace la suficiente bulla con respecto al paso actual, esa vieja farsa se evaporará de seguro en el olvido, permitiéndole concentrarse en otros asuntos que reclaman su atención. O, lo que es igual, entrarle con todo a esa pollada bailable que suele ser la pugna por el poder en esta tierra del sol.

    ¿A qué asuntos nos referimos? Muy sencillo. El candidato de Peruanos Por el Kambio debería aprovechar, por ejemplo, el hecho de que el Niño todavía no haya golpeado realmente nuestro país para establecer sin demora propuestas firmes e irreversibles en su plan de gobierno. Esto porque, como se sabe, el fenómeno climatológico en cuestión trae a veces nevadas insólitas en algunas partes del territorio y ya hemos visto cómo se pone él cuando los copos empiezan a caerle cerca. Hace poco menos de un año, recordemos, su posición acerca de la ‘ley pulpín’ cambió de “es buena la medida del régimen laboral para los jóvenes” a “se debe anular el decreto” en tiempo récord. Y la razón que adujo para el viraje fue que la primera vez que le preguntaron sobre el tema “estaba en Nueva York, en medio de la nieve”.

    Alguna nieve secreta ha de haber estado cayendo también en un valle perdido de nuestra serranía cuando redactó con su equipo de colaboradores el documento “Llegó la hora de crecer. 8 ideas PPK” (un supuesto resumen de su plan de gobierno), pues en el punto 2 del mismo se decía que, para eliminar procedimientos, evitar duplicidades y disminuir oportunidades para la corrupción, “debemos reducir el número de ministerios”. Y solo 24 horas después de haber presentado el texto ante la prensa, nuestro renovado compatriota salió a declarar: “Los periódicos destacan que vamos a reducir el número de ministerios. Eso no es así”. Es decir, se contradijo sin coartadas. Y esos muñecos electoreros, como es obvio, hacen lucir muy mal a los candidatos. Sobre todo a aquellos cuyo máximo capital político radica en una imagen de solvencia técnica, reñida con el populismo.

    La otra renuncia

    Kuczynski, sin embargo, no solo tiene problemas por sus demagógicos cambios de posición. Sus guiños al populismo, en honor a la verdad, a veces han sido majaderías en las que se matriculó desde un principio, como sus afanes por aumentar la remuneración mínima vital o por eliminar el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP). Y el –digamos- criterio que lo ha llevado a reclutar en su proyecto político a ciertos personajes notorios pero no notables, como Ciro Castillo Rojo, tampoco lo está ayudando.

    Si quiere que le toque una presa en la pollada, entonces, la renuncia al pasaporte gringo no es suficiente. Tiene que devolver, además, el brevete para el desbarre populachero que parece haber recabado para esta campaña, porque la verdad es que en ese negocio hay otros candidatos que lo aventajan. Y si sigue así, solo va a terminar extrañando su pavo relleno el próximo año.

  • Mirko Lauer, diario La República dice:

    Tres alianzas en el aire

    1. Perú Posible con el nacionalismo

    Perú Posible anuncia la posibilidad de una alianza con el nacionalismo. En realidad sería la misma que el partido de Alejandro Toledo tiene con el oficialismo, en diversos grados de cercanía, desde el 2011. Solo que ahora sancionada por el JNE, en una especie de renovación de votos en un matrimonio marcado por cierta distancia y discretos altibajos.

    En términos gruesos y mecánicos esta alianza no parece muy productiva. Lo que se está proponiendo en realidad es que Ollanta Humala no presente candidato presidencial, y que los votos nacionalistas se trasvasen hacia la candidatura de Toledo. El hombre de PP debe estar pensando en el 10% de aprobación de Humala y no en el 1% de intención de voto de Milton von Hesse.

    Pero dada la situación del candidato von Hesse, debemos pensar que el voto en fuga y disperso de los nacionalistas ya ha elegido otras opciones desde ahora. Lo cual incluye por cierto al 5% de Toledo. Una versión hiperoptimista sería que el actual bolsón de indecisos está formado por nacionalistas que esperan que esa alianza se materialice. Sombras del buen año 2011.

    2. Apra con el PPC

    Otra alianza propuesta es la del Apra con el PPC, para la cual todavía tendrían que ceder las resistencias dentro del partido social-cristiano. En este caso es claro que la candidatura sería la de Alan García, y que el PPC se acomodaría en el Ejecutivo como lo ha hecho en un par de ocasiones con Fernando Belaunde.

    Desde el fracaso del Fredemo en 1990 es verdad sostenida que las alianzas con o entre partidos tradicionales no conducen a nada bueno. Sobre todo con candidatos novedosos, inesperados o informales en la cancha. Pero si bien Apra-PPC no suena tan catastrófico como sostienen algunos, es cierto que tiene algo de desafío a lo convencional.

    El tipo de alianza más fácil de imaginar en este caso es simplemente para hacer entrar al candidato García a la segunda vuelta, con dos listas parlamentarias paralelas. Una sola lista probablemente crearía problemas insalvables dentro de cada uno de los dos partidos. Pero dos listas crearían problemas para orientar el voto presidencial.

    3. Entre los dos bloques de la izquierda

    Una tercera alianza que flota en el aire es entre los dos bloques de la izquierda. La teoría es que si se unen les irá mejor a los dos, y suena razonable. Sin embargo cuando la presidencia es un objetivo remoto y meter gente al Congreso (e incluso solo a la lista parlamentaria) un objetivo urgente, surgen argumentos para ir separados.

    La idea central en estos últimos sería que no importa que los votos presidenciales, esencialmente inútiles, se vayan a otro lado, siempre y cuando los votos parlamentarios queden en casa. Pues ir juntos significaría tener que repartir los lugares en la lista y los votos al Congreso.

  • Aldo Mariategui, diario Perú 21 dice:

    Las elecciones regionales y ediles avizoran en algo las tendencias presidenciales: Belmont adelantó en 1989 que un outsider como Fujimori llegaría en 1990. La elección de la izquierdista Villarán en el 2010 al también entonces izquierdista Ollanta. El Apra barrió en las regionales del 2002 y Alan nos llegó el 2006.

    Siguiendo esa lógica, el match ahora sería entre Keiko y Acuña, que son los únicos dos partidos que lograron ganar regiones –3 y 2, respectivamente– en los últimos comicios. Y Castañeda en Lima prefigura que llegaría un candidato conocido y pragmático al sillón de Pizarro. Especulo nomás.

  • Enrique Pasquel, Subdirector de El Comercio dice:

    César Acuña, el Kennedy del norte

    Los Kennedy del norte. Así llama a los hermanos Acuña el libro biográfico sobre César Acuña de autoría de la casa de estudios de propiedad de este último. Desconozco si en La Libertad efectivamente se compara a la familia de este candidato con la denominada “familia real norteamericana”.

    En la prensa, la figura de César Acuña no es la más halagadora. Se le recuerda por tener en su despacho de gobernador un sillón con su rostro tallado, por regalar panetones con su foto cuando fue alcalde y por amenazar con que si en Pataz se elegía una autoridad que no fuera de su partido, él no le entregaría recursos.

    Por supuesto, también se encuentran frescas las imágenes del video en el cual promete “plata como cancha” a sus correligionarios si llega a la presidencia. Su ex esposa, además, lo acusó de empujarla por las escaleras. Y, para sazonar más su historia, fue investigado por el presunto delito de inducción al voto y enfrenta a una subcomisión del Congreso que fiscaliza su pasada gestión.

    Ahora hablemos de su ideología. Sus posiciones en temas sociales se han venido revelando últimamente. Ayer, por ejemplo, este señor que suele referirse a sí mismo en tercera persona dejó claro en redes sociales que se encuentra en contra del aborto y que no apoya la unión civil, colocándose en el lado conservador de la política.

    Y en una entrevista publicada por este Diario, dejó entrever que si se cambia la Constitución y lo quiere el pueblo, los militares podrían patrullar las calles. Pero no ha tomado, en buena cuenta, una posición de principio sobre este tema.

    En temas económicos, por otro lado, las posturas de su agrupación son aun menos claras (lo que no sorprende teniendo en cuenta que ha participado en política tomado tanto del brazo de Izquierda Unida como del de PPK). César Acuña hace menciones tan ambiguas como que busca “justicia con inversión”, que “su ideología se inspira en el Perú” y que persigue “empleo socialmente eficiente”.

    Intentando despejar mis dudas sobre sus ideas económicas, le pregunté a quienes elaboran su plan de gobierno si están a favor de subir el sueldo mínimo. Me dijeron que “la mejora del sueldo mínimo supondría un aumento del consumo y una estimulación de la economía”.

    Asimismo, cuando les pregunté sobre si se deberían flexibilizar las reglas del despido, me contestaron que “facilitar el despido no es tener un compromiso social ni es lo que necesita la economía peruana”. Y, frente a la pregunta de si debíamos bajar aranceles, me señalaron que “deben mantenerse aranceles adecuados y competitivos”, lo cual muestra que en algún nivel de barrera arancelaria creen.

    Ahora, paralelamente, señalaron que la empresa privada es el motor del crecimiento y que hay que aumentar el comercio exterior y las inversiones extranjeras. En suma, un poco de chicha y algo de limonada.

    César Acuña no abunda en ideas aterrizadas, lo cual no ha sido óbice para que afirme con seguridad: “Dios me ha llevado a donde él quiere, estoy seguro de que me va a llevar a Palacio”. No obstante, cuando la campaña queme, tendrá que abandonar su ahora conveniente ausencia de propuestas concretas. Salvo, por supuesto, que baste con ser el favorito de Dios para ganar la elección.

  • Sinesio López, diario La República dice:

    Acuña

    En el avance electoral de Acuña hay algo de justicia divina. Es David que vuelve a derrotar a Goliat. Parece que la misión de Acuña es hacer llorar a García. Ya lo hizo cuando fue elegido alcalde de Trujillo, el histórico bastión del Apra. El propio líder aprista lo ha declarado en público. Por eso la primicia de las encuestas no es tanto que Acuña avanza del quinto al tercer lugar en la carrera electoral como que ha desplazado a García.

    Acuña ha construido su propia leyenda. Se presenta como alguien que emerge de la pobreza rural, de un padre con poco nivel de educación y de una madre analfabeta, pero que ha triunfado gracias a la educación. Se cuida de decir en esta pequeña historia que alude, no a la calidad de la educación que ha enriquecido su espíritu, sino a la educación como negocio que le ha permitido tener “plata como cancha”.

    Como todo migrante exitoso, Acuña es un personaje complejo. Tiene un lado claro y otro oscuro. En un país de cachueleros, Acuña aparece como el informal exitoso en el que el 75% de los peruanos informales quisiera verse reflejado. En un país centralista, Acuña representa la reivindicación de la olvidada provincia frente a Lima. Como migrante exitoso ha logrado superar muchas dificultades y adversidades.

    Acuña tiene también su lado turbio. La educación para él no es una forma de cultivar la mente de la gente sino un buen negocio. Acuña no presta atención a la mente sino al bolsillo de la gente. Sus universidades no son dechados de virtudes académicas, sino todo lo contrario. No tienen una planta de profesores a tiempo completo de alta calidad (doctores) como exige la ley universitaria. No cuenta con laboratorios, bibliotecas y un equipamiento logístico necesario para impartir una buena educación. Sorprenden, sin embargo, sus buenos locales que están en contradicción con la falta de calidad educativa de las mismas. Ellas, sin embargo, satisfacen el acariciado sueño del cartón profesional y el arribismo de la clase media emergente.

    Sus universidades son la plataforma de sus apuestas políticas. ¿En qué consisten estas? No las sabemos, pero las podemos adivinar: un nuevo negocio. Gracias a la plata como cancha, Acuña despliega una agresiva política clientelista: coopta cuadros independientes o de otros “partidos”, financia campañas, compra votos. Tiene muchos recursos con los que puede financiar una costosa campaña electoral.

    Hay varias preguntas que formular a propósito del avance electoral de Acuña: ¿es consistente este avance o es un pequeño hipo que se va a evaporar? ¿Es capaz Acuña para mantener el ascenso en forma sostenida? ¿Tiene capacidad política para sostenerlo? ¿Logrará representar a casi la mitad de los peruanos que no se sienten representados por los candidatos del establishment?

    Mi hipótesis es que Acuña carece de las capacidades para mantener el avance y para ir por PPK y por Keiko Fujimori. Por lo que ha hecho hasta ahora y por lo que sabemos, Acuña no se diferencia sustantivamente de los candidatos de la derecha. En términos programáticos es más de lo mismo. Es probable que el avance de Acuña abra las puertas a un nuevo escenario electoral y a un nuevo candidato (que no es él) que acabe con la tranquilidad del establishment.

  • Alfredo Ferrero, diario Perú 21 dice:

    Activo y pasivo de los candidatos 2016

    La convocatoria oficial aún no se da, pero tenemos un perfil preliminar de lo que viene. Los candidatos empiezan a mostrar cartas, pronto definirán planchas y lista de congresistas.

    Keiko

    Keiko Fujimori: quiere dejar en claro sus diferencias y marcar distancia del grupo cercano al régimen montesinista y el pasivo de su padre. Tiene un importante activo y sólido 30%, que paradójicamente se le otorga, por lo menos en parte, al recuerdo del gobierno de su padre, que destacó por la firmeza en la lucha contra el terrorismo y seguridad ciudadana. Necesita apoyo de independientes y jóvenes, y bajar sus resistencias. La conferencia en Harvard iba en esa línea. Hasta ahora no se conoce su equipo técnico.

    Alan

    Alan García: los ‘narcoindultos’, Lava Jato y las acusaciones de corrupción serán temas que saldrán en campaña. El reto será ampliar la base de apoyo más allá de su partido, buscando independientes y técnicos. Su segundo gobierno fue bueno; el primero, un desastre. Busca pasar a la historia con un tercer mandato electoral en el bicentenario. Tiene antivoto, como se puede ver en las últimas encuestas. ¿El PPC aparece como probable aliado electoral o cogobierno? Lo veremos en las próximas semanas. Lanzó su plan de gobierno prometiendo cosas que no serán fáciles de cumplir, hasta hoy es el único que ha planteado objetivos concretos: crecimiento de 6% y bajar la pobreza a 10%. Enfoca sus baterías contra PPK para luchar por el segundo lugar y pasar a segunda vuelta. Acuña, otro encarnizado rival, ya lo superó en las encuestas, pero aún hay tela que cortar.

    PPK

    El ‘outsider’ en la anterior campaña, PPK, tiene en contra su edad y pasaporte, que no le restó apoyo en las elecciones de 2011, donde sorprendió con votos obtenidos. Ahora su porcentaje de apoyo parece estancado. Muchos lo consideran el mejor candidato, aunque ha mostrado inconsistencias o posiciones electoreras en temas como ‘ley Pulpín’, Lote 192 y TPP. Muchos ex Perú Posible lo apoyan (Bruce, Sheput, Vega y también técnicos de valía como Gino Costa, Alfredo Thorne, Mazzetti, etc.).

    Acuña

    Acuña, ubicado tercero, debe demostrar que su liderazgo es más que regional. Ya le ha quitado al Apra el bastión trujillano. Algunos hablan del origen de su fortuna, sus negocios educativos que son rentables, pero, hasta el momento, no muestra equipo técnico, voceros ni planteamientos concretos. Cuenta con recursos propios para campaña. Hay que seguir sus avances. ¿Podría ser una sorpresa, el outsider? No sé, porque tiene 20 años en política.

    Toledo

    Tiene el caso Ecoteva, que está fresco y sin aclararse. Además, su partido luce debilitado, tiene pocas figuras representativas y varios ya se fueron.

    Izquierda

    Tendrá que cargar con la gestión de Villarán y la desarticulación de distintas facciones. La candidatura de Verónika Mendoza es lo mejor que ha podido hacer. Si logra construir una propuesta pragmática no tan radical, puede complicar a favoritos e intentar algo interesante, aunque aparece con solo 2%. Hasta ahora en sus propuestas no hay nada nuevo. Tiene buena cara y es joven, pero parecen las mismas ideas de siempre.

    Oficialismo

    Intentará colocar en el Congreso un número decente de congresistas nacionalistas. Con Urresti al Congreso, Von Hesse parece ser el nominado, pero Ana Jara es otra alternativa. ¿Y Nadine? Ella enfrenta una baja en popularidad tras los escándalos. Muchos nacionalistas alistan planes de campaña en otros grupos políticos.

    Otros candidatos

    ¿Ántero Flores-Aráoz? El PPC, para variar, plantea desde la dirigencia diversas posiciones. Acción Popular aún no define candidato, pero se vocea a Alfredo Barnechea. Nano Guerra García ha trabajado en sectores de clase media y pequeños empresarios, hombre de izquierda, pero sin visión de avanzada; además, están Guzmán (que no convence al electorado), Reggiardo y Rómulo Mucho/Belmont?

  • Fernando Rospigliosi, diario el Comercio dice:

    Alan golpeado

    El caso de los narcoindultos se ha convertido en una pesadilla para Alan García. Un reciente reportaje de Franklin Briceño, de la agencia Associate Press (AP), ha dado la vuelta al mundo y ha sido publicado total o parcialmente en medios de varios países.

    Briceño dice que se trata de “la mayor excarcelación de ese tipo que se conozca en el mundo”. Y explica que de los 5.500 liberados por García, “1.167 condenados por narcotráfico agravado –en términos generales quienes poseían más 10 kilos de cocaína o integraban bandas criminales– fueron liberados de un plumazo por García”. Para luego advertir que se trataba de corrupción pura y dura: “rápidas rebajas de penas luego de que los sentenciados pagaran miles de dólares, liberaciones decididas en un solo día […] Según la fiscalía, Facundo [Chinguel] y sus subordinados buscaron en las cárceles de Perú a los reclusos que tenían dinero para pagar por una reducción de sus sentencias”.

    Para rematar, el reportaje de AP cita a un experto de la Universidad de Columbia, EE.UU., que dice que “desde 1990 he trabajado en 114 países de todas las regiones del planeta y yo no conozco ningún otro caso de tal magnitud numérica”.

    Quizás el problema más importante es que García posiblemente erró completamente al asumir su defensa. Hubiera podido decir: ‘Me equivoqué al confiar en Miguel Facundo Chinguel y los otros involucrados, me engañaron, abusaron de mi confianza, esto no volverá a suceder, he aprendido de la experiencia, ofrezco disculpas al pueblo peruano’.

    Pero no dijo eso. Al contrario, al principio defendió tercamente a Facundo Chinguel, y también afirmó que había trabajado miles de horas en los casos y pedido consejo a Dios para decidir las reducciones de pena. Es decir, asumió directamente la responsabilidad. Y más recientemente ha pretendido compararse con el presidente estadounidense, Barack Obama, que tiene una política de despenalización en el país con más encarcelados en el mundo.

    Pero jamás nadie ha acusado a Obama o a sus colaboradores de recibir dinero a cambio de indultar a alguien. Y, además, la desproporción es notoria. Obama ha concedido 89 indultos en 7 años, equivalente a un 0,004% de los 2,3 millones de presos de su país, mientras que en 5 años García liberó a unos 5.500 sobre una población penitenciaria de aproximadamente 70.000, es decir, el 7,85%.

    Por si fuera poco, esta supuesta intención de García para aliviar la sobrepoblación carcelaria es totalmente contradictoria con la política que a ese respecto siguió durante su segundo gobierno. Apoyó e impulsó el aumento de las penas y la disminución de beneficios penitenciarios –medidas contraproducentes que no ayudaron a reducir la delincuencia– y no construyó los nuevos penales que requería el país para albergar a más reclusos.

    En suma, una equivocación de García en insistir que hizo lo correcto cuando es obvio que falló clamorosamente y que, según la fiscalía, Facundo Chinguel y sus secuaces recibieron dinero por liberar a delincuentes que no lo merecían. Pero más importante para el ex presidente ahora es lo que piensan los electores sobre los narcoindultos, y una creciente proporción lo responsabiliza a él según las encuestas.

    Es verdad que el tema de la corrupción ha demostrado no ser decisivo en los procesos electorales. El “roba pero hace obra” ha permitido ganar a muchos candidatos a todo nivel. El propio García, que había acumulado esa mala fama en su primer gobierno –tenía una acusación fiscal por enriquecimiento ilícito que prescribió en el 2001–, pudo superarla y convertirse de nuevo en presidente.

    Pero en este caso hay una variante y es que el Caso Narcoindultos se vincula directa y muy gráficamente con la preocupación más importante de la población según las encuestas: la inseguridad ciudadana. Por eso podría afectarlo electoralmente.

    En todo caso, dependerá de lo que puedan hacer sus competidores políticos para sacar provecho del asunto. Es decir, si no lo utilizan adecuadamente, García podrá sortear el obstáculo.

    Sigue siendo el político más hábil y el candidato más experimentado, y su obsesión por el poder lo convierte en una indesmayable máquina electoral.

    A pesar de los golpes recibidos García no está, ni mucho menos, liquidado. Hasta ahora, solo magullado. Ya en otras oportunidades ha mostrado su capacidad de recuperación?

  • Fernando Vivas, diario El Comercio dice:

    Mario Vargas Llosa: “No entiendo por qué Alan García miente”

    En comunicación con El Comercio, el premio Nobel negó haber llamado lobbista a PPK durante cena en 2011, como García señaló
    La historia, en rigor, empezó el último sábado 3 de octubre en Charleston, Carolina del Sur; pero haremos un ‘flashback’ a una cena en los primeros meses del 2011, en el departamento de Mario Vargas Llosa (MVLl), en Barranco.

    ¿Qué pasó en Charleston? La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) invitó a MVLl a su Asamblea General 71. Durante el evento, Andrés Oppenheimer le hizo una entrevista sobre temas de libertad de expresión y política internacional. No faltó, por supuesto, una pregunta sobre la campaña peruana al 2016. “¿Las elecciones van a legitimar la dictadura o van a legitimar la corrupción? Espero que no ocurra”, respondió Vargas Llosa, aludiendo, sin lugar a dudas, a Keiko Fujimori y a Alan García. Ampliando su respuesta, añadió: “Todo lo que ha salido de la corrupción en el gobierno de Alan García de los últimos tiempos ha sido terrible”.

    Vargas Llosa, al igual que hizo al inicio de la campaña del 2011, hablando de la elección entre “el sida y el cáncer terminal” –refiriéndose a Keiko y Humala–, había establecido una nueva dicotomía entre dictadura y corrupción. Pero esta vez no tendría que optar por uno de los extremos, como hizo la campaña pasada con Humala. Sus simpatías, como también lo dijo en Charleston, ya están definidas: “Tiene buena capacidad y es el mejor preparado de todos. Tiene experiencia tanto en la empresa privada como de gobierno. Sin ninguna duda, me gustaría Kuczynski”.

    Alan se pica y replica

    Alan García –faltaba más– se picó y replicó. El martes 6 de octubre, a la salida de un evento, declaró a los periodistas que se acercaron y le preguntaron por la nueva dicotomía de MVLl: “En marzo del 2011, en su propia casa, el señor Vargas Llosa me dijo que Pedro Pablo Kuczynski no debía ser candidato por ser lobbista y por ser norteamericano, por eso me sorprenden sus declaraciones”.

    Unos días después,el domingo 11, PPK, en el programa “Agenda política” de Canal N, le dijo al periodista Enrique Castillo que lo dicho por García era una “mentira y un invento total”, pues él había estado en aquella ocasión. Evidentemente, PPK se confundió de cena, pues estaba claro, en la versión de García, que la supuesta declaración de MVLl se dio en ausencia del mentado.

    García envió una nota a Castillo (“Perú 21”, 12/10/2015)donde decía que PPK estaba confundiendo una cena de tiempo atrás en casa del embajador Carlos Pareja. E insistió en su versión y puso de testigo al empresario Ricardo Vega Llona. El siguiente domingo 18, en una entrevista que le hice en El Comercio, tras la pregunta en la que le comenté “Vargas Llosa habló de ‘dictadura y corrupción’ y usted reaccionó airado con una infidencia”, respondió: “¿Por qué infidencia? En una cena en su casa, Mario Vargas Llosa dijo que Kuczynski no debería ser candidato porque era lobbista, negociante y norteamericano, y que perdería de todas maneras las elecciones. Hay testigos y, para mi asombro, insistió varias veces”.

    Las mil y una noches

    La insistencia de García por invocar aquella cena de otra época y de otra campaña merece una reconstrucción. Hasta donde pude averiguar, MVLL invitó a su departamento barranquino a García, entonces presidente en ejercicio, y a amigos comunes como Ricardo Vega Llona y su esposa, Fernando de Szyszlo y Mariella Pinto (actual gerenta de Cultura de la Municipalidad de Lima). También estuvieron Patricia Llosa y el matrimonio Luis Llosa y Roxana Valdivieso, quienes se retiraron temprano.

    Según lo declarado por García, la cena ocurrió en marzo del 2011. Sin embargo, luego de la entrevista que le realicé, le pedí mayor precisión de fecha y me dijo que recordaba que Vargas Llosa lo invitó a su espectáculo “Las mil y una noches” en el auditorio de la Universidad de Lima, tras el cual se produjo la cena. Pero resulta que solo hubo dos funciones de MVLl contando historias al lado de Vanessa Saba en la UL: el jueves 7 y el viernes 8 de abril. Las elecciones en primera vuelta fueron el domingo 10. Era inevitable hablar de política y de candidatos en esa mesa. Como recuerdan, Keiko Fujimori era la favorita y Humala había experimentado una gran escalada, colocándose ambos para la segunda vuelta. Pero quienes no simpatizaban ni con uno ni con la otra, como parecía el temperamento extendido en esa mesa, todavía apostaban por las probabilidades de Alejandro Toledo o PPK en las vísperas.

    Hablé con Vega Llona y con De Szyszlo. Ambos recuerdan que la cena fue próxima a las elecciones, pero no pueden precisar el día. Vega Llona me dijo lo siguiente: “No me puedo acordar , pero el comentario de Mario iba por ese lado. Él apoyaba la candidatura de Toledo, yo apoyaba la de PPK”.

    De Szyszlo me confirmó que estuvo en la reunión, pero que no recuerda bien lo que se dijo. Por cariño al anfitrión y por sus simpatías tanto con Alan como con PPK, se excusó de realizar cualquier comentario. Mariella Pinto, actualmente fuera del país, me contestó por correo: “Efectivamente estuve en la comida en casa de MVLl, pero no recuerdo haber escuchado esa conversación”.

    Vargas Llosa duplica

    Por supuesto, esta crónica no estaría completa sin la versión de Mario Vargas Llosa. Le escribí pidiéndosela y al cabo de dos días me envió su respuesta:

    “No recuerdo todo lo que hablamos en aquella cena en mi casa pero sí le puedo asegurar que nunca dije sobre Pedro Pablo Kuczynski las cosas que Alan García me atribuye. Kuczynski es un viejo amigo y jamás me hubiera expresado de él de esa manera vulgar e indigna. Vi con simpatía su candidatura en aquella ocasión, como la veía el propio Alan García, y recuerdo que el día de las elecciones, antes de que se diera el fallo definitivo, García me llamó a mi casa para decirme que habían quedado como finalistas para la segunda vuelta Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Recuerdo clarísimamente que ambos lamentamos que PPK hubiera quedado fuera de la segunda vuelta. Por fortuna, Humala moderó su posición política y cumplió con lo que nos ofreció a quienes lo apoyamos en esa segunda vuelta. No entiendo por qué el presidente Alan García miente de esa manera tan flagrante en este caso. Tal vez, exasperado porque no levanta en las encuestas y porque esta vez ve muy difícil su reelección. Yo la creo imposible.

    “Un cordial saludo de

    Mario Vargas Llosa”?

  • Enrique Castillo, diario Perú 21 dice:

    ¿Pasar la valla o ganar?, esa es la cuestión

    ¿Es una buena idea la alianza entre el PPC y el Apra? Si la intención es –como algunos señalan– asegurarse pasar la valla electoral, entonces quizá lo sea. Pero si lo que se quiere es sumar fuerzas para ganar la elección, entonces las cosas pueden ser diferentes.

    Tener como objetivo solo pasar la valla electoral –si así lo fuera– puede percibirse como un objetivo desesperado de muy corto plazo y también puede verse como muy penoso para partidos con una larga y sólida trayectoria, que han tenido un fuerte protagonismo en los últimos procesos electorales. Pero si al final la valla se supera, el objetivo se habrá logrado. Sin embargo, si no se gana la elección o no se logra un resultado positivo (una buena representación parlamentaria, por ejemplo), las consecuencias para el mediano y largo plazo –si lo hay– podrían ser más negativas que positivas.

    Y pensando en ganar la elección, ¿esta alianza suma o resta? Desde el lado del Apra, lo más probable es que sume “alguito”. Desde la perspectiva del PPC, lo más previsible es que varios “decepcionados” pepecistas terminen votando por Keiko Fujimori o por PPK, y el aporte neto a la alianza sea muy poco (¿2% o 3%?).

    Pero en una elección presidencial no se trata de sumar los votos de los militantes o partidarios. Se trata de atraer el voto de los independientes, que son casi un tercio del electorado; y de “robarles” votos a los rivales.

    Por lo tanto, la verdadera pregunta es: ¿se sentirán atraídos los independientes y los simpatizantes de otras candidaturas a votar por una alianza entre dos políticos que siempre han sido rivales, que se han acusado de representar a los ricos o de haberse enriquecido ilícitamente, que se han atacado y “etiquetado” de la peor manera en todos los procesos políticos anteriores, que en las últimas décadas han buscado diferenciarse en sus propuestas y que podrían ser percibidos como enemigos que se juntan solo para llegar al poder? Si la respuesta es sí, la pueden hacer. Si es no, mejor no comulguen juntos?

  • Carlos Basombrío, diario Perú 21 dice:

    ¿En el dolor, hermanos?

    Fiel a su estilo, la semana que pasó, Mauricio Mulder se burlaba de su colega nacionalista Fredy Otárola diciéndole “vamos a ver quién va a ganar las elecciones y si ustedes van a pasar la valla electoral, y ahí me voy a reír en tu cara”.

    Si nos guiamos por las recientes encuestas de Datum y CPI, podría ser que, al final, sean otros los que se rían de ambos. Los resultados son muy malos para Alan García y Milton Von Hesse.

    Hace un par de semanas, García se proclamó candidato a la presidencia y se hizo su lanzamiento oficial.

    Se podría haber esperado que, siendo la condición de candidato la que mejor domina y dada la visibilidad que conllevó su ingreso a la lid electoral, subiera algunos puntos y eso no ocurrió.

    Lo más complicado para él es que, en el mismo periodo, a César Acuña, quien había lanzado su candidatura en paralelo (es verdad que con abuso de métodos vedados), le fue mucho mejor.

    En su caso, la notoriedad dio frutos y desplaza del tercer lugar a García en ambas encuestas. No se puede descartar que pueda subir más, pero tampoco nada le asegura que se mantendrá en el podio, ahora que su expectante posición lo hace pasible de un examen más exigente.

    En el caso de García, más bien, sí se puede presumir que en campaña subirá. El problema es que él no está en esto para subir, ni siquiera para entrar a la segunda vuelta, sino para ganar las elecciones.

    No solo su baja intención de voto, sino la altísima desaprobación que hoy tiene hacen que llegar a ese objetivo sea, en mi opinión, tremendamente difícil. Tampoco los nacionalistas pueden reírse. Si bien pusieron a Von Hesse solo para pasar la valla y meter a algunos congresistas, los resultados de las primeras encuestas son demoledores.

    La intención de voto, que con Daniel Urresti ya era de un alarmante 3%, ha bajado en la versión optimista al 2.1% y, en la otra, al 0.2%. Si pasan la valla, sería una hazaña.

  • diario El Comercio, editorial dice:

    El ‘insider’

    (César Acuña no es un marginal del sistema político peruano, sino un típico producto del mismo).

    El repentino repunte de César Acuña en las encuestas y la circunstancia de que haya desplazado en algunas a Alan García del tercer lugar han desatado comentarios y teorías en el sentido de que podría tratarse de la sorpresa de las elecciones del próximo año y el ‘outsider’ que cuestionará desde su posición marginal el ‘establishment’ de la política peruana, con buenas opciones de hacerse con el triunfo.

    La verdad, sin embargo, es que se trata de especulaciones un poco descaminadas. Para empezar, ningún evento que se vislumbre como posible con cinco meses de anticipación califica para ser considerado sorpresa; y, por otra parte, el perfil del candidato de Alianza para el Progreso (APP) presenta algunos inconvenientes para calzar dentro de la figura del recién llegado a la política, con usos y costumbres que contrasten con los de los viejos conocidos de la contienda por el poder en el país.

    De hecho, su primera incursión en la arena política se remonta a 1990, 25 años atrás, cuando fue candidato al Congreso por Izquierda Unida. No logró en aquella oportunidad un escaño, pero lo haría en el 2000 de la mano de Solidaridad Nacional. Sería elegido para ese mismo cargo al año siguiente y lo intentaría una vez más –aunque sin éxito– en el 2006.

    Ante esta derrota, Acuña prueba suerte ese año con la Alcaldía de Trujillo y gana las elecciones. Es reelecto en el 2010 y luego, en los comicios municipales y regionales del año pasado, consigue ser elegido gobernador regional de La Libertad. Un puesto al que, no obstante, renunció sin siquiera haber cumplido el 25% de su gestión por el afán de postular a la Presidencia de la República (paradójicamente, afirmó que no renunciar al cargo para el que había pedido la confianza del electorado solo unos meses antes sería “irresponsable”).

    El sabor de lo ya visto en su récord político, sin embargo, no es aportado solamente por los años que lleva en la lid, sino también –y sobre todo– por algunas prácticas y discursos desplegados a lo largo de todo ese tiempo que revelan una forma un tanto añeja y tóxica de ver el acceso al poder y su administración una vez que se lo obtiene.

    Es difícil olvidar, por ejemplo, la grabación del 2010 en la que Acuña confesó a sus colaboradores más cercanos que tentaría la presidencia y que con ello su organización se convertiría en un poder político que dejaría “plata como cancha” para todos (los presentes en la reunión, se entiende).

    También cabe recordar cómo ha condicionado a veces la calidad de ciertos servicios al apoyo electoral de la población. Así, durante la campaña municipal del 2014, en un mitin celebrado en Pataz, afirmó que si el candidato que resultaba ganador en esa localidad no era el de su partido, él, en tanto futuro gobernador regional, no haría convenios con el elegido y la municipalidad en cuestión no recibiría recursos de su parte.

    Algo semejante ocurrió en el 2011 cuando, siendo alcalde de Trujillo, vulneró el principio de neutralidad y realizó proselitismo político a favor de su hijo Richard y el resto de candidatos de su partido al Congreso y fue multado hasta cinco veces por todo ello.

    Su partido, por otro lado, fue también sancionado tras las elecciones municipales del 2010, con S/.2’267.440 de multa, por haber recibido aportes superiores a los permitidos legalmente provenientes de una de las universidades de propiedad del mismo Acuña.

    La Universidad César Vallejo ha sido de hecho una herramienta fundamental para hacer realidad las aspiraciones políticas de Acuña, pues existen también recientes denuncias sobre el uso de recursos y de la base de datos de esa casa de estudios para promover la candidatura de su fundador.

    Pero el uso de recursos inadecuados para sus fines proselitistas ha alcanzado también la esfera pública. Recordemos que, en el 2012, Acuña fue acusado de realizar “subvenciones sociales” con fondos municipales para asegurar su reelección. En un video divulgado un año después, se lo veía explicar claramente su plan. “A 10 mil familias, una vez al mes, les vamos a dar un paquete de dinero […]. 10 mil familias por cinco votos cada una, ahí tendríamos 50 mil votos”, comentaba alborozado. Y según parece, no es una situación que le haya resultado embarazosa.

    Como se ve, pues, poco de nuevo hay en este ‘insider’ del sistema político peruano, y la campaña que tenemos ad portas seguramente se encargará de confirmarlo.

  • Mirko Lauer, diario La República dice:

    Adiós pasaporte azul

    Le tomó tiempo, pero finalmente Pedro Pablo Kuczynski se desprendió de su nacionalidad estadounidense. Ahora ser 100% peruano lo va a ayudar en la campaña, puesto que ese pasaporte azul era uno de los argumentos más repetidos para descalificarlo. Con esto PPK cuida su segundo puesto, hoy amenazado por el avance de César Acuña.

    En verdad ese segundo puesto, en el que PPK se instaló desde el inicio, ha logrado sobrevivir las críticas al pasaporte azul. De modo que quedarse solo con el pasaporte rojo de Migraciones no necesariamente va a producir un gran aumento en intención de voto. Pero por lo menos despeja el camino del semestre que se viene.

    Un beneficio adicional de esta renuncia oficial a la otra nacionalidad va a ser el de la promesa cumplida. Pocos creían que PPK dejaría las ventajas de su nacionalidad asumida, estrechamente ligada a su trayectoria en el mundo de los negocios en EEUU. En esto ha logrado que el gesto tenga algo de cruce del Rubicón: la decisión irreversible.

    Quizás la renuncia también le cueste algunos votos, de personas atraídas por la atmósfera extranjerizante del candidato. Su acento, su trayectoria, su estilo, cosmopolitas en comparación con los de sus rivales. Una suerte de efecto Gonzalo Sánchez de Lozada, quien ganó dos veces la presidencia de Bolivia con un acento gringo radical.

    Ahora PPK está en condición de hablar sobre otros pasaportes, y lo está haciendo. Por ejemplo el peruano que usó Alberto Fujimori para fugar de la presidencia en el 2000. O algunos hipotéticos pasaportes a los que tiene derecho aquella parte de la familia Fujimori prófuga que se ha acogido al asilo de la nacionalidad nipona.

    Sin embargo la demolición de la candidatura de Keiko Fujimori con argumentos sobre el pasado familiar es una táctica que no ha funcionado hasta ahora, y que por tanto sugiere la necesidad de alguna otra. Lo cual supone un conocimiento exacto sobre el origen de la enorme intención de voto de la candidata, el cual nadie parece tener.

    Lo que parece claro es que si hay un camino hacia la victoria de PPK, este necesariamente pasa por la aglutinación de la mayor cantidad de fuerzas antifujimoristas posibles. En este propósito no tiene realmente un rival. Pues es muy difícil imaginar al hiperpragmático Acuña como un antifujimorista. Más bien parece un Alejandro Toledo puesto al día.

    En resumen, dejar el pasaporte azul es bueno, pero no basta. La búsqueda de un dream team para conducir la campaña todavía no impresiona a nadie. Hay en la estrategia de PPK una tentación de hacer el muertito que es peligrosa para él. Lo mejor que se puede decir hoy de la performance del candidato es que ella es cuidadosa.

  • Augusto Álvarez Rodrich, diario La República dice:

    Un segundo puesto muy apachurrado

    Justo en la semana en que los cinco principales candidatos a la presidencia estarán en la CADE electoral de Paracas, la encuesta de GfK preparada para La República y Latina define mejor el panorama pero aún dejando mucha incertidumbre.

    Con 32%, Keiko Fujimori mantiene un liderazgo claro en la competencia gracias a una trayectoria que es casi una línea recta alrededor del tercio del electorado, el cual es tan sólido que es superior a la suma de lo que obtienen todos los otros candidatos que logran más de 1% de intención de voto en la encuesta de GfK.

    Ninguno de los cuales es el oficialista Milton von Hesse, como expresión de la debacle que se manifiesta en que la aprobación a la primera dama Nadine Heredia cae por primera vez debajo de los dos dígitos (8%) debido al reconocimiento de que las agendas eran suyas tras haberlo negado por tanto tiempo. La de GfK es la primera encuesta que registra el efecto de la farsa.

    Con estos resultados, Keiko Fujimori tiene prácticamente asegurado el pase a la segunda vuelta, quedando la incertidumbre de con quién competirá en esa instancia decisiva de la carrera, que es donde esta encuesta de GfK trae importantes revelaciones que se resumen en que, mientras Alejandro Toledo (3%) se sigue rezagando, Pedro Pablo Kuczynski (9%), César Acuña (7%) y Alan García (6%) están apachurrados en la pugna por el segundo puesto.

    Tan apachurrados que todo puede ocurrir ahí en los casi cinco meses que faltan para la primera vuelta.

    Por ello, como debe hacerse con toda encuesta de intención de voto, es particularmente relevante analizar la trayectoria antes que la foto, es decir, ver de dónde viene un candidato para especular por dónde podría moverse en el futuro cercano.

    Lo que entonces se encuentra es que la candidatura de García está prácticamente estancada con entre 6% y 7% en los últimos cinco meses.

    La de PPK, en ‘Kambio’, viene cayendo: cuatro puntos desde el 13% de agosto al 9% actual, una pérdida que GfK identifica, principalmente, en el norte (-4 puntos), en los NSE A/B/C (-7 puntos) y entre los mayores de 40 años (-4 puntos).

    A diferencia, la de Acuña viene en alza, habiendo subido cuatro puntos en el mismo período, los cuales se encuentran en los mismos sectores señalados como pérdida para PPK: crece 5 puntos en el norte; 10 puntos en los NSE A/B/C; y 4 puntos entre los mayores de 40 años.

    Las CADE nunca definen una elección, pero, por lo apachurrado de la lucha por el segundo puesto, PPK, Acuña y García se juegan mucho esta semana en Paracas para ver cómo quedan en la foto antes del receso navideño previo al verano decisivo.

  • diario el Comercio, editorial dice:

    Partido chico, infierno grande

    Los socialcristianos nunca han constituido un partido de masas en el Perú. No lo fue la Democracia Cristiana (DC) que lideraba Héctor Cornejo Chávez y, aunque alcanzó dimensiones más respetables, no lo ha sido tampoco el Partido Popular Cristiano (producto de una escisión de la DC).

    El PPC ha sido, en sus mejores momentos, un partido mediano que –solo o en alianzas en las que era el principal componente– ha llegado en cuatro oportunidades tercero en las elecciones presidenciales, y obtuvo un meritorio placé en los comicios para la Asamblea Constituyente de 1978.

    Ha tenido también líderes y dirigentes importantes, como Luis Bedoya Reyes, Mario Polar Ugarteche o Roberto Ramírez del Villar, y un compromiso con la institucionalidad democrática y la reflexión doctrinaria que explican sus casi 50 años de historia y parecían asegurar su supervivencia por muchos más. En estos días, sin embargo, atraviesa por una crisis interna que podría ser terminal.

    Una áspera confrontación entre los sectores autodenominados ‘institucionalista’ y ‘reformista’ (encabezados por Raúl Castro y Lourdes Flores, respectivamente) por la legitimidad de la votación registrada en ciertas localidades del país durante las elecciones de secretarios distritales, provinciales y departamentales que celebraron el domingo pasado los tiene al borde de la ruptura.

    Los referidos secretarios, cabe señalar, serán quienes elegirán a su vez, en el congreso partidario del mes entrante, al nuevo presidente de la organización: un cargo que tanto Castro (quien actualmente lo ostenta) como Flores (quien lo ostentó en el pasado) aspiran a repetir. Y de ahí, quizás, el calibre de las descalificaciones que han intercambiado.

    Existe, no obstante, una curiosa relación inversa entre lo encarnizado del enfrentamiento y la menudencia del poder que hay en disputa, porque las encuestas para la próxima elección presidencial no le conceden a un eventual candidato pepecista un porcentaje suficiente como para excluirlo del rubro ‘otros’ y, sin una buena figura de arrastre, es improbable que el PPC supere la valla electoral y conserve su inscripción ante el JNE.

    ¿Qué es, entonces, lo que realmente se están jaloneando estos dos sectores de la organización socialcristiana? Pues, probablemente, la facultad de decidir con quién ir en alianza en los comicios del 2016 (Flores se inclina por un entendimiento con el Apra, y a Castro hay quienes le atribuyen una voluntad de acercarse al fujimorismo) y la capacidad de colocar a los cinco o seis candidatos al Congreso que razonablemente pueden esperar a ver electos en una lista de coalición.

    De ello cabe concluir que el infierno que viven actualmente tiene que ver con su pequeñez electoral, y esta es consecuencia directa del progresivo apocamiento de su gravitación en la política nacional.

    La pregunta medular, por lo tanto, no debería ser cuál de las dos facciones en guerra tiene la culpa de la presente crisis, sino qué ocasionó que un partido que en 1980 tenía un candidato presidenciable (Luis Bedoya Reyes), una bancada propia y un espacio importante en el debate de las ideas y propuestas de gobierno, haya terminado 35 años después buscando a un postulante ajeno que lo acoja bajo sus alas para superar la valla electoral y unos cuantos cupos en una lista parlamentaria.

    Y la respuesta, por supuesto, apunta a sus errores políticos. Es decir, las malas campañas que llevaron adelante en 1985, el 2001 o el 2006 (estas dos últimas, como se recordará, perdidas en el umbral de la primera vuelta) y, sobre todo, la casi invisibilidad de su labor opositora en el Parlamento tras cada una de esas derrotas.

    Con honrosas excepciones, los integrantes de las bancadas del PPC y sus aliados de ocasión han sido funcionales a los gobiernos de turno; especialmente en los últimos 15 años. Y no solamente porque “apoyaron lo bueno para el país”, como suele recitarse.

    ¿A cuántos ministros que merecían una llamada de atención salvaron durante todo ese tiempo de la censura o siquiera de la interpelación? ¿Cuántas listas oficialistas a la Mesa Directiva del Parlamento contaron con integrantes de su bancada o por lo menos con sus votos a pesar de que ya habían demostrado su poca idoneidad para conducir ese poder del Estado? ¿Cuántas veces votaron en abstención frente a proyectos con cuya naturaleza estaban en desacuerdo, solo por no incordiar al poder establecido?

    Ese, finalmente, es el cristiano examen de conciencia que tienen que hacer para comprender su conflictuado presente.

  • Juan Mendoza Pérez, diario Perú 21 dice:

    Propuestas electorales: la hora de papá noel

    La presidencia de la República es el trabajo más importante del país. ¿Qué criterios deberíamos utilizar para evaluar las propuestas de gobierno de los candidatos presidenciales?

    En primer lugar, los candidatos deben ser claros en decirnos cómo financiarán sus propuestas. Es fácil decir que hay que destinar más recursos a la educación, la seguridad, o a los programas sociales. Pero ¿de dónde va a salir el dinero para pagar estos aumentos presupuestales? Porque si se quiere asignar más recursos para todo, entonces, por lógica, tendrían que subir los impuestos o la deuda pública. Ahora bien, si se quiere aumentar los recursos a un sector, digamos infraestructura, y no se quiere incrementar los impuestos ni el endeudamiento público, entonces los candidatos deben ser explícitos en contarnos qué rubros del presupuesto piensan recortar.

    Lamentablemente, algunas propuestas lanzadas en las últimas semanas no han sido acompañadas de una explicación sobre cómo se van a financiar. ¿Quién va a pagar la cuenta de que haya Internet gratis para todos? ¿Cómo se va a financiar el doblar los sueldos de maestros y policías? ¿Les va dar el Estado plata a las empresas para financiar el incremento en el salario mínimo?

    En segundo lugar, los candidatos deben mostrarnos evidencia de que sus propuestas han funcionado en algún tiempo o lugar. En otras palabras, los candidatos deben mostrarnos experiencias exitosas que respalden la efectividad práctica de sus planteamientos. El papel aguanta todo. Pero estamos cansados de tesis imaginativas que se enfrentan con la dura prueba de la realidad. No estamos para experimentos.

    Por ejemplo, ¿hay alguna evidencia nacional o internacional que reducir el impuesto al valor agregado haya llevado a más formalización? Si es así, ¿cuánto tiempo ha transcurrido hasta que se ha podido constatar mayor formalización? ¿Cómo se piensa financiar el déficit fiscal mientras se espera que las menores tasas impositivas atraigan a más personas al mundo formal? Asimismo, ¿ha funcionado en algún lugar utilizar el Ejército para combatir la inseguridad ciudadana? ¿Quién se va a encargar de la defensa nacional si hacemos ello? ¿No es acaso el trabajo policial esencialmente distinto del resguardo de la soberanía nacional? Porque a lo mejor terminamos con dos santos desvestidos.

    A diferencia del conocido vals, ni las corvinas nadarán fritas, ni las carreteras correrán solas. No queremos candidatos disfrazados de Papá Noel. Seamos severos y exigentes con quienes aspiran a dirigir el destino de nuestro país.

  • Sinesio López, diario La República dice:

    En busca del tiempo perdido

    La izquierda la tiene difícil, pero no todo está perdido. Aún puede recuperar el tiempo para corregir los errores del pasado que la están conduciendo a la irrelevancia política. Solo en ese sentido (de corregir los errores) porque el tiempo político, a diferencia de los tiempos económicos y sociales, no se puede recuperar. Las coyunturas políticas pasadas, que ofrecieron a las izquierdas oportunidades para actuar con éxito, ya no pueden volver.

    Ante la podredumbre moral de los líderes de la derecha y ante la ceguera estúpida de los líderes de la izquierda, avanza un iletrado que ha hecho de la educación un pingüe negocio. Viene de abajo, pero es lo mismo que los de arriba. Para recuperar el tiempo perdido y avanzar en la jungla electoral, la izquierda tendría que realizar algunas tareas como las que siguen:

    1. Concretar un acuerdo electoral para tener una plancha única, un solo programa y una sola estrategia electoral. La izquierda necesita una candidatura única, combativa, popular y creíble, en la que se reconozcan todos los descontentos con el establisment neoliberal. La izquierda no puede darse el lujo de la fragmentación como las derechas que tienen recursos abundantes, líderes conocidos y todo el apoyo de los medios concentrados.

    2. Establecer la polarización política derecha-izquierda planteando los problemas de fondo del país: el modelo de desarrollo, la refundación del Estado, la desigualdad, la informalidad social, la consolidación de la democracia y de sus instituciones, la globalización y sus desafíos, la multiculturalidad y la corrupción. Hay que traer a la conciencia y experiencia de la gente y a la superficie política estos problemas de fondo para disipar la falsa polarización política entre las derechas.

    3. Reavivar la polarización social entre los poderes fácticos y los movimientos sociales contestatarios. El modelo neoliberal fue impuesto por los poderes fácticos nacionales e internacionales (con la anuencia del poder oficial) y ha sido resistido con eficacia por el veto de los movimientos populares y socioambientales (el arequipazo, el baguazo, el congazo, el de Tía María, etc.). Hay que pasar de la protesta a la propuesta de un desarrollo alternativo viable.

    4. Ocupar el espacio sociopolítico de centro-izquierda para evitar su colonización por las derechas y por el arribismo sin banderas. Eso requiere una buena candidatura única y creíble, un programa alternativo al de las derechas, una campaña electoral imaginativa y eficaz que conecte a la izquierda con las masas contestarías del país.

    5. Recuperar la calle como espacio político del pueblo y de la izquierda y producir acontecimientos políticos que los medios concentrados no puedan silenciar.

    6. Enviar a todos los cuadros de la izquierda a los barrios populares, al campo y a las universidades a hacer campaña electoral. Si se suman todos los cuadros dispersos de las izquierdas forman un ejército de combate nada desdeñable para la campaña electoral.

    7. Buscar los recursos económicos necesarios para la campaña electoral y para hacerse presente también en los grandes medios.

    8. Organizar redes con las radios de regiones y provincias y con la prensa popular y progresista.

    9. Organizar un equipo tecnopolítico de las izquierdas y del progresismo para concretar el programa general y para el debate público con los equipos de las derechas neoliberales.

  • Fernando Vivas, diario El Comercio dice:

    El harakiri de Alan y Nadine

    El enfrentamiento entre Nadine Heredia y Alan García beneficia a candidatos presidenciales de otros partidos.

    Mientras Nadine y Alan entablaron su bronca suicida, creció Keiko, creció PPK y creció Acuña. El gobierno no necesitaba esta pelea y no podía ganarla. Por su ingenuidad de novatos, su falta de cohesión interna y el rabazo de paja de sus finanzas partidarias y familiares, a los Humala les convenía entrar en paz al club de la política tradicional. ¡Pero irrumpieron soberbios y con la pata en alto!

    El Apra tampoco necesitaba la bronca con quienes ahora tenían la sartén fiscalizadora por el mango. Este quinquenio les estaba destinado para hacer la purga de sus manzanas podridas y alistarse para un tercer gobierno. ¡Pero Alan devolvió todas las patadas aunque resbalara y se contrasueleara en el intento!

    Mi impresión es que no fue Ollanta quien, en primer lugar, decidió entablar la broncaza con su rival del 2006. Soltó su rollo sobre el ‘Estado panzón’, es cierto, pero eso parecía mera batidera infantil hacia el ‘ego colosal’. Fue la izquierda aliada en la ‘gran transformación’ la que dio rienda suelta a su proverbial antiaprismo y avivó el de los Humala.

    Nadine aún mantenía la discreción, pero cuando empezó a hacerse más visible en el gobierno y el Apra tomó nota de que ella daba luz verde a los ataques de Pedro Cateriano y de la bancada nacionalista, se abocaron a destruirla. A Alan se le ocurrió una frase inspirada: la reelección conyugal. Pero eso no fue nada en comparación a lo que ya le tenían armado Humala y su peleonera consorte: una megacomisión fiscalizadora que se hizo de un software con toda la data judicial y penal del país, e hizo el hallazgo de los ‘narcoindultos’. Un golpe devastador al plexo del candidato aprista, pues asoció la corrupción a la inseguridad callejera, dos lacras cuya suma es casi inhabilitadora.

    El vuelto aprista fue de una violencia lapidaria. No puedo afirmar si hubo manos apristas en el camino de las agendas sustraídas de Nadine hasta el ex congresista Álvaro Gutiérrez, la prensa y la fiscalía; pero sí es evidente que el Apra ha hecho todo lo posible por magnificar las denuncias contra la primera dama y abogar por su efectiva judicialización.

    Todos hemos perdido con esta bronca. García, por primera vez, podría perder en primera vuelta, y el nacionalismo podría ser el primer partido de gobierno saliente que no pase la valla electoral. ¡Imagínense las tribulaciones de Nadine sin inmunidad parlamentaria y sus huestes en fuga!

    El país perdió serenidad y gobernabilidad en medio de la bronca. Y el Apra perdió la dorada oportunidad de ajustar cuentas con Jorge del Castillo tras su responsabilidad en el escándalo de los ‘petroaudios’ y sus presiones para figurar en la lista congresal del 2011. En lugar de ello, la amenaza de la megacomisión los cohesionó y postergó la purga. Y Del Castillo volvió a hacer de las suyas forzando el respaldo de García a un plan de gobierno que no había sido revisado por sus compañeros.

    Moraleja: la bronca política por las puras, cuando ni siquiera hay una discrepancia de fondo sobre visiones del país, es deplorable. Destruye el proyecto de los peleoneros, distrae al Congreso con comisiones de marras, presiona y pervierte a jueces y fiscales, posterga limpiezas internas y debates públicos. Los Humala la empezaron, pero el Apra no tenía por qué seguirla. Ahora ambos están pagando dramáticamente las consecuencias. Y Keiko, PPK y Acuña están cobrando los dividendos.

  • Alfredo Torres, Presidente de Ipsos Perú, diario El Comercio dice:

    El baile de los que sobran

    Imagínese un juego de sillas musicales en el que el número de niños que rondan las sillas al compás de la música sea tres veces mayor al número de sillas disponibles. Algo así ocurrirá en el Perú en las próximas elecciones del 10 de abril. Al paso que vamos, entre 15 y 20 agrupaciones políticas presentarán candidaturas presidenciales o listas parlamentarias. La realidad es que solo seis o siete pasarán la valla electoral, establecida en 5% de la votación nacional.

    La tendencia del electorado a concentrar su voto en un puñado de opciones es similar a lo que ocurre con los productos de consumo masivo. El consumidor típico suele retener en la mente un puñado de marcas. Por eso, la primera tarea de cualquier candidato o marca es hacerse conocido. El lanzamiento de un candidato desconocido o una nueva marca requiere muchos recursos y creatividad para que su presencia no pase desapercibida.

    En las elecciones del 2006 se presentaron 20 candidatos presidenciales y 24 listas para el Congreso. Solo siete pasaron la valla. En las elecciones del 2011, la lista de opciones disminuyó, pero no por ello se incrementó la lista de los elegidos. Fueron solo 10 candidaturas presidenciales y 13 listas para el Congreso, de las cuales solo seis pasaron la valla electoral. En ambos casos, los partidos oficialistas de entonces –Perú Posible en el 2006 y el Apra en el 2011– lograron salvar su inscripción con las justas al obtener poco más de 5% de la votación parlamentaria luego de retirar, en ambos casos, a sus desarraigados candidatos presidenciales.

    La situación es, en realidad, más dramática porque el número de espacios disponibles es mucho menor de lo que parece. En la ronda hay cinco jugadores grandes –Fuerza Popular, PPK, APP, Apra y Perú Posible–, lo cual deja apenas una o dos sillas disponibles para los más pequeños. Partidos tradicionales como Acción Popular y el PPC; partidos de cierta trayectoria como Solidaridad Nacional y Somos Perú; partidos jóvenes como Orden, Perú Patria Segura o Todos por el Perú; e, incluso, el gobernante Partido Nacionalista y los partidos de izquierda divididos en dos o tres candidaturas tienen pocas posibilidades de conseguir por sí solos superar la temida valla electoral.

    La primera fecha crítica en esta lucha por la supervivencia electoral es el 12 de diciembre. Ese día se cierra el plazo para que los partidos se integren en alianzas electorales. Los líderes más realistas de los partidos chicos están tocando en estos días las puertas de los cinco punteros para salvar su inscripción a cambio del respaldo de su militancia que, en el caso de una elección muy ajustada, puede ser decisivo. El riesgo para los que los pudieran recibir es que estarían asumiendo no solo el activo sino también el pasivo de los recién llegados, así como sus líos internos. Luego del triste espectáculo que ha brindado el PPC, por ejemplo, es evidente que su cotización ha disminuido. Ni qué decir del Partido Nacionalista, luego de la decena de juicios y mentiras que envuelven a su presidenta.

    Si no llegan a conformar una alianza, la siguiente decisión la deben tomar un mes después y es la de inscribir una candidatura presidencial o limitarse a presentar listas para el Congreso. La primera opción tiene sentido si cuentan con un candidato atractivo, aunque no sea tan conocido. Si el candidato es muy sugestivo puede captar el interés de la prensa y esa tribuna puede permitirle aspirar a pasar la valla, aunque no llegue a la segunda vuelta. Fue el caso de PPK en el 2011, que trepó del quinto al tercer lugar y hoy va por su segunda oportunidad. La otra opción es participar solo en las elecciones parlamentarias. Es más riesgosa, pero si logran conformar listas con candidatos representativos de los distintos sectores del partido podrían intentar salvar la inscripción. Podría ser una buena opción para agrupaciones en situación crítica como el Partido Nacionalista o el PPC.

    Lo que no debería ocurrir es que dejen de participar. Las elecciones son el momento cumbre de la actividad política de los partidos. Abstenerse de participar para no correr riesgos solo revelaría un interés mercantil en proteger la inscripción para brindársela a potenciales candidatos regionales o municipales en el futuro. Los partidos deberían participar siempre en las elecciones, aun a riesgo de morir en el intento. En política a veces es necesario morir para renacer de las cenizas.

  • Hernán Chaparro, Gerente General de GfK Perú, diario La República dice:

    La imagen política

    Esta es la primera encuesta que recoge la opinión ciudadana luego que Nadine Heredia reconociese que las agendas eran suyas. El resultado es un 8% de aprobación respecto a su actual desempeño. Entre los dos tercios que se enteraron de este hecho, casi las tres cuartas partes consideran que su vigencia política se mantendrá (19%) o resurgirá luego de un tiempo (53%). Esta situación impacta en la intención de voto a favor del nacionalismo. Su candidato no llega al 1%.

    Respecto a la intención de voto para la presidencia, Keiko sigue liderando esta actitud. Por otro lado, PPK, Acuña y García están muy cerca. PPK ha ido perdiendo uno o dos puntos mes a mes y Acuña ha comenzado a tener mayor protagonismo. Mientras, la intención de voto por García se mantiene entre 6% y 7% a través de los meses. El alto porcentaje de personas que no sabe por quién votar o que dice que votará en blanco o viciado se muestra como un síntoma de una población desilusionada de la oferta electoral. Esta es una de las características más saltantes de este proceso, el bajo entusiasmo con los actuales contendientes. Parte de los puntos que ha bajado PPK están relacionados con los segmentos donde Acuña ha ido ganando votos, en particular, en el norte, la segunda plaza electoral en el Perú, luego de Lima. Ambos son, comparativamente hablando, los dos postulantes que menos cerca han estado de una presidencia. Podrían estarse disputando el espacio de una relativa novedad.

    En esta encuesta se preguntó por la imagen de cada uno de los invitados a la CADE. La resultante es que el aspecto menos asociado a los cinco evaluados fue “no robará”. Sin embargo, donde mejor son evaluados todos es en “liderazgo”. Una situación que da que pensar. Keiko Fujimori es la que más asociaciones positivas tiene con relación a los diferentes temas considerados y Toledo es el peor evaluado en casi todos (salvo en “concertador”). Llama la atención cómo García está muy bien evaluado en: “liderazgo”, “capacidad de tomar decisiones” y en “concertador”, aspectos más bien individuales de su personalidad pero es uno de los más bajos en: “es querido por los peruanos”, “es respetado”, “me da confianza”, temas que tienen que ver con el vínculo con la ciudadanía.

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