La desaceleración y la política macroeconómica

Carlos E. Paredes

1. Sin duda, la economía peruana se está desacelerando. El crecimiento del 2011 podría terminar alrededor del 6.5-6.8%, dos puntos porcentuales por debajo del 2010. Algunos analistas, especialistas en los vasos medio vacíos, nos recordarán que esto es muy costoso y que se verá reflejado en una menor generación de empleo y menor reducción de pobreza, es decir, en mayor exclusión. Más aún, señalarán que la desaceleración se ha pronunciado en la segunda mitad del año, por lo que es previsible que la desaceleración continúe y aumente en el 2012. Otros, los especializados en los vasos medio llenos, dirán que la economía está regresando a su tasa de crecimiento de largo plazo, que el menor ritmo del 2011 era esperable tras el rebote del 2010 (en el 2009 crecimos en menos de 1%) y que, más bien, la desaceleración fue pequeña en relación al tsunami político que se produjo con las elecciones presidenciales.

 

2. ¿Quién tiene la razón? Ambas posiciones tienen algo de verdad y, a primera vista, parecen razonables. Al margen del estado de ánimo de los analistas en cuestión, lo cierto es que la economía se está desacelerando. Y las preguntas que nos debemos hacer son: ¿a qué se debe la desaceleración? y ¿qué podemos hacer al respecto? Para responderlas, sugiero referirse al último “Reporte de Inflación” del BCR (diciembre 2011), en el cual se presenta la descomposición del crecimiento de corto plazo (Cuadro 12). Según el ente emisor, la desaceleración del 2011 se explicaría fundamentalmente por el menor ritmo de crecimiento de la demanda interna, en particular, por el menor dinamismo de la inversión privada y, sobre todo, por la caída de la inversión pública.

 

3. Mientras que el crecimiento de la inversión privada habría disminuido de 22% en el 2010 a 12% en el 2011, la inversión pública se habría contraído en cerca de 20% en el 2011 (en comparación con la expansión del 27% del año anterior). Sin embargo, cuando se toma en cuenta la gran variación de existencias que se registró en el 2011 (la cual constituye fundamentalmente inversión privada), se puede concluir que la mayor parte de la desaceleración de corto plazo se explicó por el colapso de la inversión pública. Cabe anotar que en el 2011 el sector externo no nos golpeó, como sí lo hizo en el 2009 y como lo podría volver a hacer en el 2012. En conclusión, la desaceleración del 2011 que, desgraciadamente, seguirá afectándonos, cuando menos, en la primera parte del 2012, fue “made in Perú”. Es más, fue “made in Perú’s Public Sector”.

 

4. Ahora, respondamos la segunda pregunta planteada: ¿qué podemos hacer al respecto? Primero descartemos malas ideas. El problema no se soluciona pidiéndole al BCR que reduzca su tasa de referencia. En términos reales (descontando la inflación), la referida tasa es bastante baja, aun en términos internacionales. Podría disminuirse para enfrentar la apreciación del sol, pero ese no es el tema bajo análisis. La desaceleración tendrá que enfrentarse dando señales coherentes al sector privado, es decir, cuidando la disciplina macroeconómica y fomentando un clima de seguridad e inversión adecuado, y, en segundo lugar, realizando una eficiente gestión del gasto público.

 

5. Esto último es crucial a corto y mediano plazo. Según el BCR, ¡la inversión pública tendría que crecer en más de 33% en el 2012 para que el crecimiento solo se desacelere al 5.5%! Y en este esfuerzo no debemos despilfarrar el escaso ahorro público. Es hora de tomar un enfoque “hands-on”; no se puede seguir echando la culpa a la escasa capacidad de gestión de los gobiernos regionales y locales, eso ya lo sabemos hace años. Es hora de actuar y con seriedad.

 

Publicado en diario Gestión, 19 de enero de 2012.

 

 

 

 

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